Protocolo es orden y como tal debe reinar en todo sentido. El comportamiento del personal de apoyo debe ser impecable limitándose a las funciones asignadas por parte del organizador o coordinador general del evento. Demos el caso de que una azafata o guía de protocolo esté en una sala y presencie un desmayo de uno de los asistentes; ella no puede prestar los primeros auxilios sino llamar por el medio acordado para acudir al servicio de emergencia del evento y que llegue el médico o paramédico responsable.Guías, jefes de sala, escoltas, fotógrafos, personal de registro, meseros, presentadores, sonidistas, luminotécnicos, aseadores, entre otros, contratados con pago o voluntarios, componen el personal de apoyo de un evento.
Cualquiera que sea el escenario, los integrantes de un evento, bien las personalidades, los invitados especiales o el personal de apoyo, están actuando, están representando un papel, no son libres de hacer lo que quieran. Deben someterse a una dirección y a un guión. Si se descuidan o abandonan su lugar de trabajo, la obra se puede caer.
En esa misma línea de comportamiento está también la toma de decisiones relacionadas con sus propios gustos:
- Alterar el uso del uniforme.
- Detenerse a conversar con los invitados cuando no es procedente.
- Tocar a los invitados con cualquier pretexto.
- Tomarse fotografías con las personalidades invitadas. Caso contrario, que sea por casualidad.
- Colarse en las fotografías con las personalidades o invitados para los medios de comunicación.
- Comer de lo dispuesto para los invitados.
- Aprovechar para hacer gestión con sus asuntos personales.
- Salir o entrar del punto asignado para su función sin pedir permiso a su superior.
- Hablar fuerte o hacer bulla en plena conferencia.
- Caminar o exhibirse en pleno sonido de los himnos.
- Salir al escenario a “ayudar” con la entrega de condecoraciones, cuando hay quien lo haga.
- Caer en paroxismo porque lo saludó una personalidad.
- Si se conoce la esencia del protocolo, se tiene claridad sobre el papel que se desempeña en un evento. Es cuestión de rol, repito. Unas veces se es invitado, otras anfitrión y otras apoyo.Recuerdo, entre las muchas anécdotas que me contó un amigo poseedor de un excelente sentido del humor. Cuando llegó a Londres a trabajar como mesero en uno de los mejores restaurantes, fue instruido acerca de no hablar con los comensales (muy famosos, claro está) y mucho menos tomarse fotos con ellos. Desde luego, lamentaba el perder tantas oportunidades de fotografiarse con las celebridades, pero primero estaba obedecer para conservar su puesto.