Hace algún tiempo, tuve la ocasión de participar en la parte protocolaria de una asamblea de una empresa de Cali.
Todo estaba listo. Llegaron los intergrantes de la mesa de honor a la tarima respectiva. Les iba a indicar sus puestos, cuando uno de los integrantes, de un momento a otro les indicó: “tú allí, tú acá, deja que fulano se siente allá, tú hazte enseguida de…”
¿Yo? estupefacta. El exministro se habìa convertido en protocolista de un momento a otro, pero con el agravante de haber ubicado a todos por “capricho” y no con el protocolo debido tanto que, el invitado de honor, quedó en el centro, de presidente de la mesa y lo notó.
En consecuencia, zapatero a tus zapatos.