Más o menos hora y media oyendo La Ocarina, antes de que empezara la inauguración de un sitio, cuyo programa estaba retrasado, porque la cita era a las 7 de la noche.
Ya no resistía más. Pero alcanzo a ver a un proveedor de equipos y le pregunto: ¿tú eres el proveedor del sonido?
– si.
¿Le diste instrucciones al chico que lo maneja de qué música poner? (yo sabía que la respuesta era negativa).
– No.
Mira, llevamos hora y media oyendo las mismas canciones de Ocarina y pues como que ya no resistimos más. Por qué no le dices que ponga otra.
Mi amigo de inmediato se fue a dar instrucciones que surtieron efecto. ¡qué descanso!
Cada vez compruebo que el trabajo de nosotros los protocolistas es necesario en cualquier evento que se respete. Pensamos en todo. No dejamos nada al azar ni en manos del gusto de los proveedores.
La cuestión no es contratar todo lo que se requiere, sino que todo esté bajo un concepto.