En una entrevista radial, una afectada por el paramilitarismo, relataba cómo había sido el hecho: “Llegaron los hombres de … y le dijeron a mi papá y a mi hermano: Por favor nos acompañan”.
¡Qué tal! Somos tan bien educados, que pedimos el favor para todo. En ese ejemplo está claro lo que siempre he sostenido: cuando a una persona se le pide un favor, ésta no está en libertad de decidir si lo hace o no. Es una orden. Así de sencillo.
Abusamos de la frase. No es sino oir los diálogos de las telenovelas latinoamericanas: “por favor, Sergio Ernesto (nombre latinoamericano, claro), por favor, no me dejes, por favor”.
Mi recomendación: concentrarnos a la hora de pronunciar la frase, para ver si amerita o no. Mejor expresar algo como: “Será que me puedes alcanzar el libro”.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Eso me recuerda una muletilla que tenía una amiga… “Isa me hace el favor y perdone?” hasta para pedir prestado un lapicero o una copia, o lo que fuera…
Es cierto. Tengo también una amiga que hasta cuando le piden un favor, contesta diciendo: “por favor tome esto”, “por favor que siga”…
Gracias por el comentario