Para los que conocen ese maravilloso sistema virtual de comunidades, entre los cuales se encuentra Facebook y Hi5, saben que se inicia abriendo su propia cuenta y se nutre de varias formas: con la invitación a la lista de amigos que uno posee en sus correos, con la búsqueda en las cuentas de otros en el mismo Facebook, con la búsqueda de personas conocidas por medio del buscador y con las recomendaciones que le llegan a uno.
En fin. El caso es que cuando abrí mi cuenta, hace ya varios meses, seleccioné de mi lista de correo de Hotmail a las personas que consideraba que, por amistad o por su entusiasmo, debían figurar como mis amigos. En esa ocasión, por esos “duendes” que se meten, la invitación se me fue a toda la gente que tengo registrada.
Pues bien, recibí entonces un correo en un tono muy “subido” de una persona a la que le había llegado mi invitación, en la que manifestaba con cierto desprecio que no le interesaban esas cosas.
Hoy, al cabo de varios meses, recibo una invitación de su parte para ingresar como amiga en su cuenta de Facebook.
Me pregunto si es que no se piensa antes de responder o si, quizás, la invitación tiene que venir de otras personas que gozan de más afecto o admiración.