Creo que a nosotros los humanos nos parece delicioso un sabor porque nos recuerda algo, en especial la niñez. No podemos, entonces, decir que igual a las empanadas de tal sitio, no se consiguen en el mundo. No. Es el sabor al que estamos acostumbrados natural o preparado.
El chontaduro y el pepapan son frutas de la costa Pacífica que, creo, sólo nos gustan a nosotros los que somos de esta región. Para mi es un sabor inigualable pero a los turistas les parece desagradable, con excepción de nuestro Presidente que, siendo antioqueño, gusta del chontaduro como si fuera natural de Buenaventura.
Recuerdo cuando a los cuatro días de posesionado en su primer mandato, vino a Cali para un consejo de Gobierno y entre las peticiones de avanzada, como comestibles para el Presidente: chontaduros, maní y Gatorade.
A mi, personalmente, el sabor que más me agrada es el de una papa con mayonesa y el de la tarta de bodas; por recuerdos de la niñez, los buñuelos de la Navidad y por otras razones, el oporto Calem, el vino Ribera del Duero, los mejillones, el queso Manchego y las naranjas de Valencia.