Es orden, es lugar, es tratamiento a las personas y a las cosas. Es protocolo.
¿Será correcto que el ciudadano visitante se siente en la silla del alcalde y éste en la silla del visitante? ¿será que al pasar al ascensor, primero se dejen subir otras personas y, por último la autoridad, si queda espacio? ¿será que en una ceremonia, dejamos hablar a la autoridad que preside solo si alcanza el tiempo? ¿será que tratamos de tú a tú a un alto jerarca de la Iglesia? ¿será que cubrimos una mesa de honor con la bandera de la patria porque no tenemos mantel? ¿será correcto que almorcemos en una mesa de honor en pleno evento delante de los invitados?
¿Verdad que no? De hacerlo, todo sería caos, desorden, falta de protocolo.
Qué lástima que quienes no conocen lo elemental del protocolo lo critican o lo desprecian sólo porque sí, porque creen que solo pertenece a la monarquía o que está pasado de moda.
El protocolo hace más fácil la vida. Es respeto, es cortesía, es significado, es darle a cada quien el sitio que le corresponde.